El corazón del rey
- Chesko González
- 25 ago
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LA VISITA DE UN LORD ESCOCÉS
En la villa condal de Teba (Málaga) se viene celebrando desde hace 19 años un evento sin parangón, íntimamente ligado a una de las historias más novelescas que se puedan conocer: las Jornadas Escocesas o Douglas’ Day. Pero ¿qué tiene que ver este municipio con Escocia?
A comienzos de los años noventa del siglo pasado, el Ayuntamiento de Teba recibió la inesperada visita de un hombre alto, rubio y de aspecto nórdico, que conducía un coche de lujo. Se trataba de James Alexander Douglas-Hamilton, miembro del Parlamento escocés y décimo conde de Selkirk. Este lord, valiéndose de un intérprete, pidió permiso a la corporación tebeña para rendir homenaje a un antepasado suyo que había muerto allí hacía unos setecientos años. A raíz de aquel encuentro salió a la luz la figura de sir James Douglas.

UN HORRENDO SACRILEGIO
Robert the Bruce, un noble muy pretencioso, aspiraba a la corona de Escocia, aunque no era el único. Tenía un poderoso rival: John Comyn "el Rojo". Robert citó a Comyn en la iglesia de Greyfriars (Dumfries) con la excusa de negociar quién sería rey, en un momento clave de la guerra de la independencia contra los ingleses. El encuentro se produjo en el templo porque era un espacio de seguridad y neutralidad. Allí regía el “derecho de asilo” y, en teoría, era impensable que se cometieran actos violentos.
Sin embargo, los dos líderes escoceses no debieron entenderse, ya que comenzaron a reñir acaroladamente. No se sabe quién fue el primero en echar mano de su daga, pero ocurrió que Robert mató a su rival delante de los sacerdores. Aquello fue tratado como un horrendo sacrilegio, cuya noticia llegó a oídos del propio papa Clemente V, el cual, quizás presionado por el rey Eduardo I de Inglaterra, lo excomulgó. Este suceso transcurrió un 6 de febrero de 1306.
La excomunión debilitaba su legitimidad, pues un rey debía contar con el respaldo de la Iglesia. Entonces, Robert convenció a los obispos de Glasgow y de St Andrews que le dieron cobertura religiosa y lo reconocieron como monarca. De esta manera el 17 de marzo de 1306, apenas seis semanas después, Bruce fue coronado rey de Escocia en Scone.
UNA MISIÓN ÉPICA
Más adelante, posiblemente atormentado por lo que había hecho, buscó el perdón del papa. ¿Qué mejor forma de alcanzarla que combatiendo en Oriente contra el infiel, siguiendo la proclama de la Guerra Santa: “Cristo lo manda. Todos los que vayan allí y pierdan la vida, ya sea en el camino o en el mar, o en la lucha contra los paganos, obtendrán el perdón inmediato de sus pecados”?
Sin embargo, el rey escocés no pudo cumplir sus sueños: murió de lepra en 1329. En su lecho de muerte encomendó a su compañero de batalla, sir James Douglas, una misión extraordinaria: combatir en Tierra Santa y enterrar su corazón en el Santo Sepulcro de Jerusalén.
Tras su fallecimiento, el corazón fue embalsamado y guardado en un pequeño cofre. Douglas, jurando cumplir la última voluntad de su rey, partió hacia Oriente acompañado de su séquito en un barco que recorrió la costa atlántica y cruzó el Estrecho de Gibraltar.
PARADA EN SEVILLA
Arribando al puerto de Sevilla para aprovisionarse, los caballeros del norte fueron recibidos por el rey castellano Alfonso XI, quien, al conocer su misión, le sugirió que se quedara y le ayudara en sus campañas contra el reino nazarí de Granada. Al fin y al cabo, la guerra santa también se libraba en el sur de la península Ibérica.
Douglas aceptó y se unió a las fuerzas castellanas, que por entonces asediaban el magnífico castillo de la Estrella, en Teba, en poder de los musulmanes.

MUERTE DE DOUGLAS
El noble escocés era un guerrero experimentado, con una larga trayectoria a sus espaldas. Había combatido durante años contra los ingleses y conocía bien las artes de la guerra. No obstante, en aquel escenario las tácticas eran distintas y, quizás también por un arranque de impulsividad, cometió un error fatal.
La caballería nazarí atacó y acto seguido retrocedió. Douglas y los suyos creyeron que era el momento de contraatacar y, abandonando sus posiciones, salieron en persecución. Ignoraban que los jinetes en fuga estaban aplicando la célebre táctica bereber del “torna e fuye” (retirada fingida). De repente, los caballeros escoceses se vieron rodeados y fueron masacrados por las jabalinas y flechas del enemigo.

Al concluir la batalla, los musulmanes saquearon el campo y hallaron el cadáver de Douglas. Al reconocerlo como un personaje de importancia —pues llevaba la armadura propia de un noble y, además, portaba un cofrecillo con un corazón embalsamado— lo entregaron a los cristianos para que recibiera digna sepultura.
El cuerpo de Douglas fue descarnado y sus huesos guardados en un sarcófago que regresó a Escocia junto al corazón de Robert the Bruce. El primero fue enterrado en la iglesia de San Bride; el segundo, en la abadía de Melrose.
700 AÑOS DESPUÉS
Cada mes de agosto, la villa de Teba celebra este increíble suceso histórico. Durante las Jornadas Escocesas se organizan desfiles de gaiteros, representaciones teatrales, mercadillos medievales, conciertos y múltiples actividades. Los vecinos de Teba han sabido sacar partido a esta singular historia y proyectar internacionalmente el nombre de su municipio: incluso la localidad escocesa de Melrose y Teba están hoy hermanadas.
Nadie habría imaginado que un lugar como Teba, en un recóndito rincón de la geografía malagueña, estaría conectado con hechos ocurridos hace más de setecientos años y con personajes tan célebres como Robert the Bruce, sir James Douglas y William Wallace, conocidos también gracias al cine.
Sin duda, una historia fascinante.


FUENTES
Wikipedia
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