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Un delfín varado

Actualizado: 20 ago


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Todavía durante los años 80 del siglo pasado, desde la carretera nacional 340 a la altura de Calaceite (Torrox), apenas a 150 metros de la playa, se podía observar una estructura parecida a una chimenea sobresaliendo del mar. Los oriundos sabían que se trataba de una embarcación hundida, pero nadie sabía bajo qué circunstancias había acabado allí. Pensaban que, quizás, un temporal la habría hecho encallar. Con el tiempo, se crearon leyendas alrededor de este misterioso naufragio. Aunque nadie imaginaba que el destino de este barco estuvo conectado directamente con la guerra civil española.


Nos remontamos a finales del siglo XIX, concretamente a 1886. En los astilleros Harland & Wolf de Belfast (Irlanda del Norte) nació un hermoso vapor, entregado a la empresa Belfast Steamship Corporation, y bautizado con el nombre de “Optic”. Éste operó en aguas británicas hasta 1907, en cuyo año la Sociedad Anónima Navegación e Industria de Barcelona lo adquirió para acoplarlo a los servicios de la línea Cádiz-Canarias, y más tarde navegó por todo el Mediterráneo y algunos puertos del Atlántico. Lo rebautizaron como el “Delfín”, cuyo prototipo tenía una eslora de 80 metros, capacidad para transportar cargas y pasajeros, velocidad de 13 nudos impulsado por una máquina de dos cilindros, dos calderas fumitubulares y combustible a base de carbón.


Como anécdota, una de sus más famosas travesías la realizó de Mahón a Barcelona el 16 de abril de 1931, transportando a los militares que cumplían condena como consecuencia de la sublevación de Jaca del 12 de diciembre de 1930, en vísperas de la II República.


La guerra civil sorprendió al Delfín en el puerto de Málaga, junto a su compañero de flota J. J. Síster, quedando en manos de las autoridades gubernamentales, ya que el golpe de Estado fracasó en esta ciudad. Pocos días después, el 31 de julio, es fletado para cubrir la línea regular Málaga-Almería-Cartagena-Alicante y en sentido inverso, dedicándose a abastecer nuestra provincia de alimentos y enseres.

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Al amanecer del día 30 de enero de 1937, el Delfín navegaba dirección a Málaga. Transportaba grandes cantidades de harina, aceite, alpargatas y avituallamiento. Ya desde el comienzo de la contienda las tropas sublevadas bombardearon Málaga y atacaron barcos de carga. De repente, el Delfín fue descubierto por un avión de reconocimiento alemán, un Heinkel He-59, con base en Atalayón (Melilla), el cual informó a la base. Al instante, partieron tres hidroaviones y le lanzaron dos torpedos. El primero falló y el segundo cayó al agua y se puso a girar en espiral, gracias a lo cual el capitán se dió cuenta que lo estaban atacando y puso proa a tierra para embarrancar el vapor, maniobra que consiguió a los pocos minutos frente a Calaceite.


La tripulación ganó la costa en los botes salvavidas y avisaron a las autoridades de los comités locales, entre ellos al Comité de Enlace de Vélez-Málaga, el cual puso a su disposición un destacamento de milicianos del Batallón Antifascista nº 19. Como los Heinkels se habían marchado, la intención era regresar a la embarcación e intentar reflotarlo con sus propios medios. Pero a las 16.30 h, con el buque todavía varado y en mitad de la faena, aparecieron de nuevo los hidroaviones. El informe del Batallón nos desvela:


En la tarde del 30 del corriente me ha sido grato observar y comprobar el alto espíritu de sacrificio y disciplina de combate de los compañeros que prestando el servicio de protección de desembarco de la tripulación (…) y que fue agredida por la aviación facciosa, la cual ha disparado sobre esta fuerza de mi mando y en mi presencia una docena de bombas potentes y fuego de ametralladoras durante aproximadamente una hora (…) consiguiendo salvar los 47 camaradas de la tripulación (…) Compañeros que prestaron servicio en dicho rasgo guerrero: Joaquín Quintero Moreno (capitán), Francisco Díaz Gutiérrez (teniente), Antonio Cornejo González (sargento), Antonio Zorrilla Navarro (sargento), Rafael Herrera Gutiérrez (cabo), José García Moyano (cabo), Antonio Fernández Ruiz (miliciano), Francisco Fernández Montosa (miliciano) y Miguel Millón Narváez (ordenanza)” - Orden del día del Batallón de Vélez-Málaga a 1 de febrero de 1937. En el Archivo Histórico Provincial de Málaga


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Después del segundo ataque, la tripulación abandonó de nuevo el barco y ya jamás regresó. Durante la noche del 31 de enero el submarino Ciro Menotti, al mando del capitán de corbeta Vittorio Moccagatta, lanzó dos torpedos contra el Delfín, varado y sin dotación. Uno de ellos hizo blanco hundiendo el barco, que, al apoyarse en el fondo por estar embarrancado, dejó las superestructuras fuera del agua. Pero aquí no acabo la cosa. El 2 de febrero la escuadrilla de hidroaviones de la AS-88 de Melilla realizó un último ataque; desde 1.000 metros de altura un avión lanzó dos bombas de 250 kilos con espoleta retardada, una de las cuales alcanzó al vapor en el centro. 


Así de mal parado quedó el Delfín frente a la costa de Torrox. Dicen que como consecuencia de los ataques un abundante vertido de aceite llenó las playas cercanas, de ahí su nombre Calaceite. Sin embargo, consideramos que este topónimo era anterior al acontecimiento. El buque quedó reposando sobre un costado en el fondo arenoso. Año tras año se iba hundiendo centímetro a centímetro. Los mástiles acabaron partiéndose. Hoy en día el esqueleto del Delfín es un paraje lleno de fauna marina y hace las delicias de submarinistas, al estar muy asequible y a poca profundidad. Mientras tanto, los malagueños seguimos pensando que el famoso "barco del arroz" fue el Delfín, masacrado por las bombas de una guerra fratricida.


Chesko González 


FUENTES

González López, F.M.: La historia que nunca se contó. La represión durante la guerra civil en el municipio de Vélez-Málaga. Ayuntamiento de Vélez-Málaga. 2008. Puedes bajarlo en Scribd.es

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