Un terremoto devastador
- Chesko González
- 18 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 20 ago

Nueve de la noche del 25 de diciembre de 1884. De repente, una fuerte conmoción heló la sangre de los veleños, los cuales estaban celebrando la navidad. Se trató de un enorme temblor. Durante las siguientes 24 horas el peor terremoto de la historia reciente asoló la comarca.
El epicentro se estableció en Alhama de Granada, y desde allí se expandió con una intensidad feroz por toda la Axarquía y el poniente granadino, cuyas vibraciones, ya en menor escala, fueron captadas incluso en Madrid y Huelva, o sea, nada más y nada menos que una superficie de 4.000 miriámetros cuadrados.
Las primeras sacudidas fueron espeluznantes. Unas 106 poblaciones se vieron afectadas. Los informes del Comisario del Rey recogían datos espantosos: 800 muertos y 1.500 heridos, bosques de pinos arrasados en Sierra Almijara, desprendimientos, grietas y deslizamientos de grandes masas de tierra. Los caminos que unían Periana con Alfarnate y Ventas de Zafarrayas quedaron inservibles. Desde el Puerto del Sol hasta el cortijo Batán se creó una grieta de dos metros de profundidad y cuatro kilómetros de longitud, provocando la destrucción completa de la aldea de Guaro. Además de esto, muchos pueblos quedaron totalmente devastados, sus iglesias desmoronadas o quebradas y miles de casas derrumbadas. Para colmo, lluvias, fuertes vientos, tempestades y nevadas siguieron a aquellas fatídicas jornadas. En otras palabras, para muchos axárquicos aquello fue lo más cercano al fin del mundo.

En Vélez-Málaga la población se echó a la calle aterrorizada, abandonando sus casas, las cuales algunas de ellas comenzaron “a abrirse como granadas”. La gente huyó a las afueras de la ciudad y durmió en tiendas de campaña, bajo carruajes o a la intemperie sin otra cosa que sus ropajes mojados por la lluvia. En aquellas circunstancias las clases sociales desaparecieron. Sólo había personas aterrorizadas al calor de un fuego, que les servía para calentarse de las gélidas noches que prosiguieron a aquel cataclismo. Lugares como el tejar de Juan Chicano fueron convertidos en campamentos. En total más de medio millar de hogares quedaron destruidos sólo en Vélez-Málaga, y murieron más de 25 veleños aplastados por los hundimientos de techos y desprendimientos de muros.

En la comarca de la Axarquía el terremoto también hizo estragos. En Alcaucín, por ejemplo, un 30% de las casas sufrieron daños graves, 22 casas se hundieron por completo ocasionando 6 muertos. Además se dañó la cubierta, la torre y la nave lateral de la Iglesia.
De las 506 casas que formaban el núcleo urbano de Periana y de las 191 diseminadas por sus campos fueron destruidas totalmente 158 y sufrieron graves daños otras 146. También fueron convertidos en escombros la iglesia, el ayuntamiento y el cuartel de la guardia civil
El rey Alfonso XII en persona visitó las zonas devastadas y el 17 de enero a las 15.00 horas puso sus pies en nuestro municipio.
El seísmo llegó a ser portada de todos los periódicos del mundo e incontables expertos españoles y extranjeros vinieron para estudiar el caso. Además, se recaudaron más de 6 millones de pesetas en concepto de ayuda. A Vélez-Málaga le correspondió 11.633 ptas, siendo Periana, 300.587, y Cómpeta, 79.723, los que más recibieron por haber sido afectados por el terremoto con mayor intensidad.
Como anécdota, en el callejón de la Cilla de Vélez todavía podemos observar las huellas de los terremotos de 1884, concretamente en una de las casas. Si observamos su tejado, hay varias vigas de madera con grandes remaches de hierro, los cuales sirvieron - y todavía sirven – para impedir que las paredes cedieran. Estas vigas son - todavía a día de hoy - testimonios de una de las mayores desgracias de la historia contemporánea de la Axarquía.








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