Una exposición que reescribió la Historia
- Chesko González
- 18 ago
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Actualizado: 20 ago

Entre el 23 de abril y el 22 de mayo de 2004, el profesor Jesús Majada, con la colaboración del Centro Andaluz de Fotografía y el Gobierno de Canadá, organizó en la sala de exposiciones de la Alameda Principal (Málaga) una muestra que acabaría convirtiéndose en una primicia mundial. La exposición constaba de 56 fotografías sobre la vida del médico canadiense Norman Bethune, quien intervino en España entre 1936 y 1937 empleando la primera unidad móvil de transfusiones de sangre.
Veintiséis de las imágenes expuestas, tomadas por su compañero de ambulancia Hazen Sise, revelaban un hecho abominable cuyos detalles eran, hasta entonces, totalmente desconocidos para la historiografía. Aunque Bethune había relatado el suceso en un opúsculo titulado The Crime on the Road of Málaga-Almería. Narrative with Graphic Documents Revealing Fascist Cruelty (Publicaciones Iberia, 1937), no fue hasta 2004 cuando se comprendió la magnitud real de aquel acontecimiento.
La noticia de la exposición se extendió rápidamente por los pueblos de la provincia. Se decía que se habían encontrado fotografías de la “desbandá” o la “juía”, términos populares que hacían referencia al éxodo masivo de la población malagueña cuando las tropas de Queipo de Llano ocuparon Málaga en febrero de 1937. Aparentemente, podría haber sido uno de tantos capítulos de la contienda. Ante el avance de los ejércitos, las poblaciones solían desplazarse por motivos políticos o simplemente por miedo. Pero en este caso, había algo más profundo y desgarrador.
El día de la inauguración, más de medio centenar de testigos acudieron al acto. Personas que, tras setenta años de silencio, rompieron a hablar. Tanto los organizadores como los historiadores invitados no daban crédito a sus oídos. Los testigos comenzaron a describir con una fidelidad pasmosa las atrocidades vividas mientras huían, siendo bombardeados por aire y mar de forma constante. Se trataba de un episodio de muerte y destrucción que estremeció a todos los presentes.
La que posiblemente sea la mayor exclusiva de la historia reciente de Málaga no podía quedar en agua de borrajas. Por ello, la Diputación de Málaga decidió actuar: recogió tantos números de teléfono y direcciones como le fue posible con vistas a una futura investigación. Solo quedaba decidir a quién confiarle una tarea de tal envergadura. Lo más lógico habría sido otorgar ese privilegio al propio Jesús Majada, artífice de la exposición y descubridor de las fotografías de Bethune. Sin embargo, mediante una maniobra cuestionable, la Diputación excluyó a Majada y entregó la base de datos con los contactos a las profesoras Lucía Prieto y Encarnación Barranquero, tal vez por afinidades políticas. Este hecho provocó fuertes enfrentamientos entre los implicados, que por poco acabaron en querellas judiciales. No obstante, la caja ya se había abierto, y gracias a ello este episodio dejó de ser un asunto privado para convertirse en un bien común accesible a cualquier investigador, entre los que me incluyo.
En cualquier caso, es justo agradecer a Jesús Majada su descubrimiento, a Lucía y Encarnación su trabajo profesional, y a todos los que han contribuido a esclarecer este sangriento episodio. Ambos bandos de la Guerra Civil Española encubrieron los hechos: los republicanos, avergonzados por una evacuación tan catastrófica y caótica; los nacionales, por haber bombardeado a una población civil indefensa bajo la lógica del terror.
A día de hoy, aún se desconoce con exactitud el número de víctimas que murieron en la carretera. Se estima que entre 3.000 y 5.000 personas perdieron la vida en los bombardeos. Muchas murieron de inanición, otras por agotamiento o enfermedad. Durante tres días, los miembros de la ambulancia de Bethune, con la cruz roja pintada en la carrocería, colaboraron en el traslado de refugiados hacia la capital almeriense. Gracias a las instantáneas de Hazen Sise podemos hacernos una idea de la envergadura del suceso. Norman Bethune abandonó España en 1937. Nunca más regresó. Falleció en China en 1939.
FOTOGRAFÍAS DE LA HUÍADA



























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